EDUCANDO
LA VOLUNTAD
La voluntad es una herramienta imprescindible para
conseguir nuestros objetivos pero la mayoría de las veces hay que educarla (muy
raramente se nace voluntarioso), y no hay educación sin sacrificios y
renuncias. Por lo que podemos decir que está compuesta de pequeñas negaciones.
No se hereda como el color de ojos o la estatura: se conquista por medio de la inteligencia
y la perseverancia y se requiere una serie de ensayos y esfuerzos, hasta lograr
adquirirla para luego disfrutar de sus frutos
La persona que tiene educada su voluntad, puede llevar su
vida hacia donde quiera, porque es libre. Por el contrario, quien no tiene
voluntad, deambula de un lado a otro, buscando y siguiendo a cualquiera que se
le pone al paso y le indique cualquier camino. El hombre con poca voluntad está
siempre amenazado porque poco a poco, de vuelve más frágil, y cualquier cosa
por pequeña que sea le hace desviarse de lo trazado. Está tratando de
escabullirse de su obligación constantemente.
El
hombre con voluntad llega más lejos que el hombre inteligente.
Es un valor que tiene su base en la alegría y el
optimismo. Porque muchas serán las batallas que habrá que enfrentar para lograr
la victoria y no podemos ni debemos desalentarnos. Dicen que la guerra la ganan
los soldados cansados… entonces?
Para fortalecer la voluntad, tal como dijimos arriba,
habrá que aplicar la política de los pequeños vencimientos: hacer aquellas
cosas pequeñas que quizá nos gusten o atraigan menos, todo aquello que tal vez
hace más feliz al otro que a nosotros, sonreír cuando en realidad no es lo que
nos dicta el animo, y un largo etc. Todo esto llevado a cabo con espíritu
deportivo hará que poco a poco nos vayamos sintiendo dueños de nosotros mismos.
Y esta es una sensación que produce mucho orgullo y satisfacción personal.
Logramos el más alto grado de progreso personal, cuando
se ha obtenido el hábito de hacer, no lo que sugiere el deseo, sino lo que es
mejor, lo más conveniente, aunque, de entrada, sea costoso.
Los
triunfadores y los perdedores no se hacen de un día para el otro.
Cuando la voluntad no está formada, con el paso del
tiempo, quedan secuelas en los cuatro aspectos más importantes del hombre:
- En la propia
personalidad.( escaso equilibrio, poca armonía)
- En el amor
conyugal (no sabe lo que es ceder ni está acostumbrado a pensar en los
demás, ni a posponer sus preferencias personales, ni a valorar el
sacrificio pequeño)
- En la vida
profesional (se instalará en la mediocridad)
- Por último, en
la cultura (vivirá de espaldas a cualquier curiosidad cultural).
El hombre que está motivado para la lucha está siempre
contento, porque cualquier esfuerzo que se haga (con orden y constancia) para
sacar lo mejor de uno mismo viene acompañado siempre de alegría. Y ¿cuál es la
meta del hombre sobre la tierra, sino la alegría profunda y la felicidad?
STELLA MARIS VILLA DE ARONNA