martes, 8 de mayo de 2012


EDUCANDO LA VOLUNTAD

La voluntad es una herramienta imprescindible para conseguir nuestros objetivos pero la mayoría de las veces hay que educarla (muy raramente se nace voluntarioso), y no hay educación sin sacrificios y renuncias. Por lo que podemos decir que está compuesta de pequeñas negaciones. No se hereda como el color de ojos o la estatura: se conquista por medio de la inteligencia y la perseverancia y se requiere una serie de ensayos y esfuerzos, hasta lograr adquirirla para luego disfrutar de sus frutos

La persona que tiene educada su voluntad, puede llevar su vida hacia donde quiera, porque es libre. Por el contrario, quien no tiene voluntad, deambula de un lado a otro, buscando y siguiendo a cualquiera que se le pone al paso y le indique cualquier camino. El hombre con poca voluntad está siempre amenazado porque poco a poco, de vuelve más frágil, y cualquier cosa por pequeña que sea le hace desviarse de lo trazado. Está tratando de escabullirse de su obligación constantemente.

El hombre con voluntad llega más lejos que el hombre inteligente.

Es un valor que tiene su base en la alegría y el optimismo. Porque muchas serán las batallas que habrá que enfrentar para lograr la victoria y no podemos ni debemos desalentarnos. Dicen que la guerra la ganan los soldados cansados… entonces?

Para fortalecer la voluntad, tal como dijimos arriba, habrá que aplicar la política de los pequeños vencimientos: hacer aquellas cosas pequeñas que quizá nos gusten o atraigan menos, todo aquello que tal vez hace más feliz al otro que a nosotros, sonreír cuando en realidad no es lo que nos dicta el animo, y un largo etc. Todo esto llevado a cabo con espíritu deportivo hará que poco a poco nos vayamos sintiendo dueños de nosotros mismos. Y esta es una sensación que produce mucho orgullo y satisfacción personal.

Logramos el más alto grado de progreso personal, cuando se ha obtenido el hábito de hacer, no lo que sugiere el deseo, sino lo que es mejor, lo más conveniente, aunque, de entrada, sea costoso.



Los triunfadores y los perdedores no se hacen de un día para el otro.



Cuando la voluntad no está formada, con el paso del tiempo, quedan secuelas en los cuatro aspectos más importantes del hombre:

  1. En la propia personalidad.( escaso equilibrio, poca armonía)
  2. En el amor conyugal (no sabe lo que es ceder ni está acostumbrado a pensar en los demás, ni a posponer sus preferencias personales, ni a valorar el sacrificio pequeño)
  3. En la vida profesional (se instalará en la mediocridad)
  4. Por último, en la cultura (vivirá de espaldas a cualquier curiosidad cultural).



El hombre que está motivado para la lucha está siempre contento, porque cualquier esfuerzo que se haga (con orden y constancia) para sacar lo mejor de uno mismo viene acompañado siempre de alegría. Y ¿cuál es la meta del hombre sobre la tierra, sino la alegría profunda y la felicidad?
                                                       STELLA MARIS VILLA DE ARONNA

 PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO MUJER DEL DIARIO "LA CAPITAL" DE ROSARIO